domingo, 6 de marzo de 2011

Versos sensatos

tras de la luna menguante, se va esa trenza, que si muestra la espalda -esos hombros desnudos de mentiras- regala su mirada y su sonrisa, y concierta otra cita.

Vale lo que se siente, las cosquillas, los inconfesables arrumacos, privados; privados de cordura.

Adoro la sensatez de tus versos ardientes, que son mañanas regadas por la ducha de tus sonetos.

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