... hay veces que la luna toma forma de hamaca, de sonrisa.
No se puede saber si crece o si mengua; ni importa demasiado.
Sabemos que es posible sentarse, sin caerse, a contemplar el cielo.
Y que algunas estrellas hagan cosquillas en nuestros pies.
Y que sólo importen tus ojos y tus labios.
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